
¿Quiénes construyen en realidad el futuro?
En México, el manejo de recursos públicos revela una preocupante desproporción. Por un lado, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro canaliza un apoyo económico mensual de cerca de $8,480 pesos a jóvenes de 18 a 29 años que se incorporan a un año de capacitación laboral. Es un apoyo que busca ser un incentivo y una oportunidad.
Por otro lado, la realidad de los médicos internos y pasantes de servicio social es de abandono institucional. Estos jóvenes, que son la primera línea de atención en muchos hospitales, sobreviven con estipendios miserables de aproximadamente $4,000 pesos mensuales, menos de la mitad del apoyo otorgado por el JCF.
El contraste no es solo económico, es una cuestión de salud pública y justicia laboral. Los médicos en formación cumplen con guardias de 32 horas continuas, al menos dos veces a la semana, enfrentando una carga laboral extenuante que les provoca serias afectaciones de salud.
Estas condiciones, junto con la insuficiente remuneración, impactan directamente en su salud física y mental, llevándolos a cuadros de anemia, insomnio y ansiedad, que comprometen la calidad de la atención médica que proporcionan.
Es inaceptable que aquellos que se preparan con el rigor de salvar vidas sean quienes experimenten las peores condiciones laborales del país. Este escenario nos obliga a cuestionar las verdaderas prioridades del gobierno ¿A quién beneficia realmente la política pública?
La asignación de recursos parece priorizar el apoyo asistencial por encima de la dignificación de los futuros profesionistas y de quienes sostienen el sistema de salud. El gobierno debe reconocer que valorar a sus estudiantes y futuros profesionales de la salud es una inversión social, no un gasto, y actuar de inmediato para corregir esta evidente injusticia.
Los apoyos que el gobierno busca enaltecer solo sirven para cubrir la falta de atención y de interés que estos poseen. No es una coincidencia que se trate de minimizar lo que verdaderamente importa, sobre todo en el área de salud, donde se carece de suministros, medicamentos, infraestructura decente y, al parecer, de un personal valorado. Esto nos deja una pregunta más para reflexionar, ¿qué jóvenes están construyendo el futuro, nuestro futuro?




